[Esquizofrenia] [Signos y síntomas] [Sus fases]
[Las causas] [Datos epidemiológicos]
La esquizofrenia es una de las manifestaciones más graves de psicosis, al producir importantes alteraciones en las funciones psicológicas básicas. Representa la patología del sentido común, por cuanto incapacita a la persona para utilizar la lógica en el razonamiento, para mantener un sistema de opiniones o creencias sobre el mundo; para intuir cuáles son los sentimientos o los pensamientos de los demás sobre cualquier asunto; y para hacer juicios de probabilidad sobre las cosas que pudieran suceder.
La esquizofrenia afecta a funciones tan importantes como son el comportamiento natural y automático en las interacciones sociales; a la capacidad de comunicarse con las demás personas, al sentido del humor, y a la capacidad de hacer un uso pragmático de las cosas.
La esquizofrenia no se manifiesta de forma idéntica en todas las personas que la padecen sino que ofrece una gran variabilidad en sus síntomas, al igual que sucede con otras enfermedades complejas, como son las demencias o el retraso mental.
Produce la distorsión de los sentidos, dificultando poder distinguir lo real de lo irreal; hipersensibilidad a los sonidos, los sabores y los olores; percepción distorsionada del sentido del tacto o de las sensaciones físicas procedentes del propio cuerpo. La afectación de uno o varios sentidos puede llegar a cambiar la percepción que la persona tiene de sí misma, produciéndole la sensación de estar fuera del tiempo y del espacio, como flotando y sin cuerpo; como si el cuerpo se separase de la persona. Este fenómeno, conocido como despersonalización, se asemeja a la sensación de como si la persona no tuviese existencia real.
Los cambios perceptivos experimentados por el paciente le ponen el mundo "patas arriba". Oye, ve, huele o siente cosas que no son reales. Son las alucinaciones. En particular, oye voces con contenidos a veces amenazantes, condenatorios y críticos o en forma de órdenes que podría llegar a ejecutar, con riesgo para sí mismo o para otras personas.
Cambios en la personalidad hacia un progresivo retraimiento social, falta de emociones, de interés o de motivación. A veces las emociones son inadecuadas respecto a la situación vivida; por ej., la persona puede reírse cuando se le cuenta algo triste o mostrar un estado de ánimo discordante con lo que está sucediendo a su alrededor.
Cambios muy profundos en el pensamiento, siendo la persona incapaz de pensar con claridad, de dar una respuesta racional a cualquier pregunta sencilla o de tomar decisiones simples.
Como el pensamiento resulta desorganizado y fragmentado, el lenguaje con frecuencia también suele ser incoherente, ilógico y muchas veces absurdo e incomprensible.
Los signos y síntomas
Se pueden resumir en tres grupos, según su naturaleza y origen: positivos, negativos y de desorganización .
El concepto de síntoma positivo hace alusión a experiencias extrañas y a la presencia de determinados fenómenos que no son normales. Entre los síntomas positivos se incluyen:
(a) alucinaciones
(b) delirios, pensamientos extraños y desconfianza
(c) distorsión de las percepciones de la realidad
El concepto de negativo hace referencia a carencias y déficit, e indican que la persona ha dejado de poner en práctica conductas normales. Se cuentan entre los síntomas negativos:
(a) emociones aplanadas o apagadas (pobre expresividad afectiva)
(b) falta de motivación o energía (abulia)
(c) falta de placer o interés por las cosas (anhedonia)
(d) lenguaje escaso y pobre o sin contenido (alogia)
Los síntomas de desorganización son también el resultado de graves alteraciones del lenguaje, las emociones y la conducta, e incluyen:
(a) pensamiento confuso y lenguaje incoherente
(b) conducta emocional inadecuada
(c) comportamientos extraños
Las graves perturbaciones en la percepción de la realidad y en el pensamiento suelen provocar también otros problemas, como son sentimientos de ansiedad, miedo o pánico, que son reacciones naturales ante experiencias amenazantes y terroríficas. Por ello, la persona con esquizofrenia necesita comprensión, paciencia y la expresión, por parte de la familia y de los demás, de que no va a ser abandonada.
Sus fases
La esquizofrenia se compone de varias fases, entre las que se incluye:
1. Fase prodrómica: Síntomas negativos y diversos cambios en relación con la personalidad previa
- Cambios en la conducta; por ej., aislamiento, deterioro escolar o laboral, abandono en la higiene personal. - Cambios en el estado de ánimo; por ej., irritabilidad, depresión. - Cambios en el pensamiento; por ej., pobre atención y concentración, confusión, suspicacia. - Cambios físicos; por ej., alteraciones del sueño, falta de apetito, falta de energía.
2. Fase activa o de recaída: Aparición de síntomas positivos
- Delirios - Alucinaciones - Trastornos del pensamiento - Agitación motora o agresividad
3. Fase residual: Vuelta al predominio de los síntomas negativos
- Empobrecimiento del lenguaje y del pensamiento - Pobre expresión de emociones - Abandono en la higiene personal - Aislamiento social - Falta de motivación - Deterioro en el funcionamiento social, académico y laboral
3. Fase de recuperación
- Estabilización de los síntomas o mejoría clínica - Mejoría en el nivel de funcionamiento social, escolar o laboral.
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Las causas
La esquizofrenia viene determinada por múltiples factores. En la actualidad, afortunadamente, muchas piezas del rompecabezas han comenzado a aclararse, entre las que cabe destacar las siguientes:
(a) Bioquímica: Las personas con esquizofrenia parecen mostrar un cierto desequilibrio bioquímico y los tratamientos farmacológicos actuales para la enfermedad intentan modificar algunos sistemas de neurotrasmisión celular en el cerebro (dopamina, serotonina, noradrenalina y ácido glutámico).
(b) Neuro-imagen cerebral: Las actuales técnicas de diagnóstico de neuro-imagen identifican áreas cerebrales que son activadas cuando pensamos o cuando procesamos información proveniente de los sentidos. Las personas con esquizofrenia manifiestan alteraciones en la coordinación de la actividad entre las distintas áreas del cerebro, así como cierta actividad inusual durante las alucinaciones. El hecho de que existan anomalías estructurales en el cerebro no significa, necesariamente, que el trastorno sea irreversible, sino que dichos cambios sutiles pueden ser objeto de tratamiento. Sin embargo, las alteraciones neuro-cognitivas a las que dan lugar pueden ser utilizadas como marcadores de riesgo para este trastorno.
(c) Biología celular: Las personas con esquizofrenia presentan un patrón irregular de determinadas células en el cerebro. Como la formación de dichas células tiene lugar antes del nacimiento, se cree que la predisposición puede tener un origen biológico temprano.
(d) Genética: La investigación no ha identificado un único gen hereditario causante de la esquizofrenia; sin embargo, se comprueba que en algunas familias aparece con mayor probabilidad de lo normal. Mientras que la probabilidad de padecer esquizofrenia en descendientes de personas que no han tenido este trastorno es del 1%; la probabilidad se eleva al 13% si uno de los padres tuvo esta enfermedad, y al 35% si ambos padres la padecieron. Sin embargo, el hecho de que aparezca la esquizofrenia en personas que no tienen antecedentes familiares de la enfermedad, puede indicar que la enfermedad no es exclusivamente de origen genético.
(e) Sistema inmune: Las personas con esquizofrenia tienen una probabilidad relativamente baja de padecer artritis reumatoide o cáncer de pulmón (aunque fumen regularmente); lo que indica ciertas peculiaridades en el funcionamiento del sistema inmune. Por otra parte, se ha constatado un significativo aumento del número de personas con esquizofrenia que han nacido en los meses de invierno (en los hemisferios norte y sur); lo que puede indicar que la exposición, en fases tempranas del neurodesarrollo, a las infecciones virales comunes en dicha época del año pueda causar daño en las estructuras cerebrales que confieren la vulnerabilidad a la psicosis.
(f) Estrés: Los problemas de la vida no son la causa exclusiva de la esquizofrenia; pero es ésta una enfermedad sensible al estrés, ya que se ha comprobado que contribuye a su aparición, en personas predispuestas, así como a agravar los síntomas o a provocar recaídas cuando la enfermedad ya está presente.
(g) Consumo de drogas: El consumo de drogas (alcohol, derivados del cannabis u otras drogas) no produce esquizofrenia; sin embargo, algunas drogas actúan como desencadenantes de la enfermedad en las personas predispuestas. Además, el consumo de algunas substancias, como las anfetaminas o los alucinógenos, puede producir síntomas muy similares a los de la esquizofrenia al modificar la bioquímica cerebral. El consumo de drogas empeora el curso clínico de la esquizofrenia y resta eficacia a la medicación antipsicótica.
(h) Nutrición: Aunque una alimentación equilibrada es esencial para el bienestar físico y mental, no parece probable que la carencia de determinadas vitaminas o nutrientes sea la causa de la esquizofrenia
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En resumen, la esquizofrenia es el resultado de anomalías en el neuro-desarrollo, producidas tanto por factores genéticos como por factores adquiridos (como pueden ser complicaciones obstétricas perinatales, malnutrición o infecciones víricas prenatales, acaecidas durante durante las últimas fases de la gestación), que producen la vulnerabilidad constitucional. Los factores genéticos no explican plenamente el origen de la esquizofrenia, estimándose en torno al 50% la contribución genética a esta enfermedad.
Los estudios sobre personas vulnerables o de alto riesgo indican que, cuando estas experimentan estresores de diverso tipo, se incrementa el riesgo de esquizofrenia. La esquizofrenia, en consecuencia, no es causada por traumas infantiles, por fallos educativos de los padres o por la pobreza. Tampoco es el resultado de conductas o fracasos personales. Unicamente el estrés derivado de dichas experiencias puede contribuir a la aparición de la esquizofrenia en las personas que son vulnerables. Como la vulnerabilidad a la esquizofrenia puede darse con mayor o menor nivel de intensidad, es previsible que cuanto mayor sea dicha tendencia o vulnerabilidad menos intensos serán los sucesos vitales problemáticos o estresantes capaces de hacer emerger la enfermedad. |
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Datos epidemiológicos
En torno al 3% de la población general presenta un episodio de psicosis alguna vez en su vida.
Aproximadamente, el 1% de la población padece esquizofrenia, cuyo primer episodio suele manifestarse en la temprana juventud o en la década de los 20 años.
La esquizofrenia se presenta en todas las culturas y clases sociales.
Por lo regular, el comienzo de la esquizofrenia se presenta 3 ó 4 años antes en el varón que en la mujer; por lo que suele truncar sus vidas de forma más dramática