La psicosis es tratada mediante tres formas de intervención clínica:

  • Psicosocial, que incluye el entrenamiento en habilidades sociales, terapia cognitiva, técnicas de reducción del estrés y rehabilitación laboral.

  • Farmacológica, mediante tratamientos antipsicóticos (neurolépticos) para reducir el riesgo de recaídas y la vulnerabilidad biológica.

  • Psicoeducativa, para conocer la naturaleza del trastorno y las causas que lo producen; para aprender a prevenir las recaídas y manejar los síntomas; para facilitar el cumplimiento terapéutico; para acomodar las expectativas; y para entrenar a las familias en la solución de problemas y en la creación de un ambiente favorable.

Los objetivos del tratamiento son:

  • Disminuir la intensidad de los síntomas positivos, negativos y de desorganización.

  • Mantener o incrementar las capacidades cognitivas.

  • Reducir al mínimo los efectos secundarios de la medicación.

  • Reducir la morbilidad secundaria (depresión y riesgo de suicidio, abuso de drogas, etc.).

  • Prevenir las recaídas.

  • Mejorar la calidad de vida.